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MANIFIESTO POR UNA MACARENA DIVERSA Y SOLIDARIA

El pasado miércoles 12 de Septiembre vecinos y vecinas de la Macarena, colectivos sociales y profesionales de la atención a personas sin hogar nos reunimos en una plaza del barrio para abordar y construir redes por un barrio diverso y solidario.

Nos preocupa la aparición de discursos que fomentan la aporofobia, el racismo y la xenofobia, que criminalizan la pobreza olvidándose de las causas sin dar soluciones desde una perspectiva social.

Se ha producido una alarma sobredimensionada sobre la situación de las personas sin hogar. Este colectivo se ha visto aumentado como consecuencia de la precarización, la crisis y una mala gestión pública de los servicios sociales, lo que ha provocado un aumento de las desigualdades sociales, que genera problemas de desprotección y de convivencia.

La concentración de personas sin hogar en la Macarena se debe a que la mayoría de los recursos asistenciales destinados a ese colectivo se encuentran en esta barriada, que según la ADHA alcanza el millar de personas. Pero también al fracaso de las políticas públicas asistencialistas, tanto por el modelo empleado como por la falta de voluntad política de combatir con recursos y energía el sinhogarismo.

Este irresponsable alarmismo también se ha manifestado ante la posibilidad de la apertura de un Centro de Acogida temporal de Inmigrantes en la Ronda de Capuchinos por parte de Cruz Roja Española. Una noticia que, en algunos casos, ha sido recibida con mensajes xenófobos y racistas, un hecho lamentable que condenamos con firmeza.

Los vecinos y vecinas de la Macarena tenemos derecho a disfrutar de nuestro barrio en un entorno de seguridad y sana convivencia. La reclamada policía de proximidad o de barrio -cercana, preventiva y no represiva- siendo necesaria, sólo será un paliativo insuficiente, si no se dota a los barrios de seguridad con mayúsculas.

La más efectiva política de seguridad es la cohesión social. Seguridad es sobre todo el acceso a los Derechos Humanos: disponer con dignidad de trabajo, vivienda digna, suministros básicos, servicios sociales, educación y sanidad pública y de calidad, equipamientos adecuados,...

Resulta intolerable señalar al colectivo de personas sin hogar como responsable de los problemas de convivencia cuando no dejan de ser víctimas de la exclusión social, siendo las Administraciones públicas las principales responsables de esta situación y, consecuentemente, quienes deben aportar soluciones viables y duraderas.

Sabemos que se podría mejorar mucho la vida de las personas sin hogar y las relaciones con el vecindario. Estas relaciones vienen influidas, en parte, por las políticas sociales, y creemos que se pueden mejorar llevando a la práctica propuestas como:

  • El aumento plazas y adecuación a la actual demanda.
  • Recursos de alojamiento pequeños (de menos de 40 plazas) y especializados distribuidos por distintas zonas de Sevilla y que permitan un trabajo individualizado y de calidad.
  • Una ciudad vivible para todos/as, con árboles, baños públicos, fuentes y bancos para sentarse.
  • Que la gestión de los recursos sea municipal o en su defecto que la lleven organizaciones sin ánimo de lucro. En ningún caso esta gestión debe realizarla una empresa privada, como ocurre ahora.
  • Queremos que se amplíen propuestas innovadoras de probados resultados, tales como: Housingfirst, Centros de puertas abiertas, Iniciativas socioculturales…
  • Frente a grandes mega proyectos se deberían potenciar proyectos de base comunitaria para evitar el cierre de recursos con trayectoria como el Colectivo la Calle por falta de voluntad municipal.
  • Adaptar los recursos a las personas y no las personas a los recursos. Las rigidez normativa deja a muchas personas fuera (horarios, mascotas…).
  • Pasar de un sistema asistencialista a uno transformador.

Asumiendo estas medidas básicas se mejoraría la calidad de vida de toda la vecindad, la que tiene vivienda y la que no.

Las políticas asistencialistas, tímidas y sin recursos han fracasado. Pero no otras experiencias de intervención social que están teniendo resultados exitosos con personas sin hogar, incluidas las que padecen además problemas de salud mental, adicciones y similares.

Creemos que los problemas de convivencia, sean de personas con vivienda o sin vivienda, se pueden resolver como siempre se ha hecho en nuestros barrios: hablando y dialogando. Reclamamos espacios de diálogo comunitario, en nuestras plazas y nuestras calles para afrontar juntas los problemas comunes y buscar salidas integradoras y colectivas.