La situación de abastecimiento de agua para el consumo humano en Guatemala es un problema que se agudiza de manera permanente y que afecta directamente la situación de salud de la población. En lo referente a cobertura, en el área rural solo el 48.8% de la población tiene acceso a un sistema de agua, en tanto que en el área urbana alcanza el 91.3%.
Ante esta situación, existe gran demanda de la población rural por la construcción de sistemas de abastecimiento de agua, dada las bajas coberturas que se tienen actualmente, que además de la falta de recursos financieros, se suma la problemática de las fuentes de agua, por lo que se hace necesario invertir en proyectos de agua para la población rural.
En relación a las fuentes de agua superficial, es una problemática que cada vez se agudiza mas, ante la disminución de los caudales existentes. Esta situación está relacionada con la degradación de los recursos naturales, tales como el bosque y la tierra, debido a problemas de deforestación, erosión y falta de manejo y protección de las zonas de recarga hídrica (cuencas y micro cuencas), lo que afecta la disponibilidad del agua para el consumo humano.
En cuanto a la calidad del agua, según informes oficiales del comisionado Nacional del Agua, el 85% del agua dulce disponible en el país está contaminada con heces fecales, y según el Ministerio de Salud Pública el 65% del agua que se consume en Guatemala está contaminada, lo que explica la prevalencia de las enfermedades gastrointestinales en la población (especialmente en la niñez) y que se convierte en una de las primeras causas de morbi-mortalidad a escala nacional.
No existe una Ley Nacional de Aguas, que oriente y dirija el uso y aprovechamiento del agua, lo que repercute en la ingobernabilidad en el sector agua y saneamiento, que se manifiesta en la ausencia de una entidad permanente que lidere el sector, lo que desemboca en la falta de políticas y de planes y la asignación de recursos financieros para enfrentar esta problemática.
Por si lo anterior fuera poco, la participación de la mujer en la gestión del agua es muy limitada, no obstante que es la más afectada por la carencia o deficiencia del servicio, ya que la mayor parte de sus actividades tradicionales domésticas dependen del agua, por lo que sufre en cuanto a su acarreo y almacenamiento, ya que su responsabilidad familiar es abastecer a su familia del vital líquido y generalmente las comunidades no la toman en cuenta al momento de tomar decisiones sobre la gestión del recurso agua. Solidaridad Internacional-Andalucía y SER trabajan en un proyecto de abastecimiento de agua potable, construyendo dos sistemas, uno para la Comunidad de Santa Irene y otro para las comunidades de San José Granados, La Felicidad y Nueva Jerusalén.
Las actividades de construcción se han acompañado con campañas sobre agua y salud; con talleres sobre género y con capacitaciones en el manejo y mantenimiento de los sistemas de agua.